En España, se quita la vida una persona cada dos horas, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. En 2023 se registraron 3.952 fallecimientos por esta causa, consolidando al suicidio como la segunda causa de muerte externa en el país, solo por detrás de las caídas accidentales. Frente a estas cifras, y a pesar de los esfuerzos institucionales, el suicidio sigue siendo un tema tabú, mal comprendido y muchas veces excluido de las estrategias de salud organizacional.
Desde Dictea, creemos que hablar de suicidio de forma responsable, basada en evidencias y con sensibilidad, no solo es posible, sino urgente. Porque la prevención no depende solo del entorno clínico. El entorno laboral, las culturas organizacionales y las personas que lideran o acompañan equipos tienen un papel esencial en la detección temprana y en la creación de entornos que cuidan la salud mental.
La mayoría de los suicidios están precedidos por una larga experiencia de malestar emocional. En muchos casos, existen antecedentes de depresión, trastornos de ansiedad, consumo de sustancias, aislamiento social o experiencias traumáticas no tratadas.
Según datos del propio Ministerio de Sanidad, el 60 % de los suicidios están relacionados con la depresión, una enfermedad que afecta al estado emocional, al pensamiento y al cuerpo, y que tiene un impacto directo en el entorno laboral.
Tal como se explica en el módulo 4 del programa formativo EMBAJADORES DEL BIENESTAR EMOCIONAL Y PSICOLÓGICO de Dictea (“Estado de ánimo depresivo, suicidio y duelo”), la depresión interfiere con la energía, la motivación, la capacidad de decisión y la percepción de sentido vital. Todo ello puede derivar en bajo rendimiento, ausencias, conflictos, aislamiento y, en casos graves, en ideas suicidas.
Las personas que contemplan el suicidio a menudo no desean morir, sino dejar de sufrir. Por eso es vital detectar las señales de alarma a tiempo. Estas pueden ser:
Frases verbales como: “no valgo para nada”, “ya no quiero seguir así”, “me gustaría desaparecer”.
Cambios de conducta: aislamiento, irritabilidad, descuido personal, consumo de sustancias.
Regalos inesperados de objetos de valor o la organización repentina de gestiones personales.
Desinterés generalizado por el trabajo, los vínculos o incluso el propio cuidado físico.
Desde el rol de embajador/a del bienestar emocional o desde la función de liderazgo, es importante no pasar por alto estos cambios y sostener espacios donde las personas puedan hablar sin miedo, juicio ni represalias.
Uno de los grandes mitos sobre el suicidio es que hablar sobre ello puede provocarlo. Sin embargo, los estudios coinciden en que hablar con sensibilidad y preparación puede prevenirlo.
Desde Dictea, proponemos una serie de pautas para actuar en caso de detectar señales de riesgo en un compañero o colaborador:
Escucha activa y sin juicio. No interrumpas, no minimices. Escuchar ya es una forma poderosa de apoyo.
Evita frases vacías o motivacionales superficiales. No digas “todo va a estar bien” si no puedes garantizarlo.
Ofrece ayuda concreta. En lugar de “aquí estoy para lo que necesites”, di “mañana te acompaño a ese trámite” o “he reservado media hora para hablar si quieres”.
Anima a buscar ayuda profesional. Si existe un protocolo interno, actívalo con consentimiento. Si no, contacta con líneas de ayuda como el 024 (atención 24h, gratuita y confidencial).
Nunca dejes sola a una persona en riesgo inminente. Acompáñala, habla con un profesional y, si es necesario, llama al 112.
El suicidio no es un problema solo “de puertas para afuera”. Su impacto en la organización es real: afecta al clima laboral, al bienestar colectivo, a la productividad y, sobre todo, a las personas que forman los equipos.
¿Qué puede hacer una empresa para prevenir? Mucho más de lo que a menudo se cree.
Según el enfoque de Dictea:
Crear entornos seguros y de confianza donde hablar de emociones no sea un riesgo, sino un derecho.
Formar a líderes y embajadores/as del bienestar para que reconozcan señales de alarma y sepan cómo actuar.
Normalizar la salud mental en la conversación cotidiana, incluyendo acciones como talleres, campañas internas o acompañamiento psicológico.
Ofrecer atención psicológica profesional, tanto reactiva (en momentos críticos) como preventiva (espacios de escucha y autocuidado).
Desarrollar una cultura de cuidado, donde el bienestar emocional no dependa solo de la buena voluntad de alguien, sino que esté integrado en la estrategia de personas.
En Dictea hemos desarrollado una línea completa de actuación que aborda la prevención del suicidio desde la psicología clínica y organizacional:
Evaluación psicológica y acompañamiento terapéutico individualizado, tanto en modalidad presencial como online.
Programas de bienestar emocional para empresas, como el PACE, que permite intervenir a tiempo y evitar el deterioro del clima emocional.
Talleres y cursos de Primeros Auxilios Psicológicos, enfocados a líderes, embajadores/as y equipos para detectar señales y actuar con eficacia y empatía.
Acompañamiento en procesos de duelo y gestión emocional tras una pérdida, personal o laboral.
Asesoramiento para diseñar culturas organizacionales sostenibles, alineadas con el bienestar y la prevención de riesgos psicosociales.
Todo nuestro enfoque está basado en evidencia científica, en la experiencia clínica y en el respeto por el proceso emocional de cada persona.
Prevenir el suicidio no es solo una cuestión de salud pública: es también una responsabilidad social, empresarial y humana.
En Dictea estamos convencidos de que el cuidado emocional en el entorno laboral no es un lujo, sino una necesidad. Porque el trabajo es un lugar de encuentro, de propósito y de comunidad. Y porque muchas veces, ese entorno puede ser el único lugar donde alguien encuentre una mano tendida a tiempo.
Si quieres que tu organización sea parte activa en la prevención, contacta con nosotros.
Estás a un paso de construir una cultura que cuida.
Y a veces, ese paso puede marcar la diferencia.
Autor
Dictea