Es habitual que los niños muestren su enfado mediante rabietas. Estas son algunas pautas que puedes poner en práctica para evitar que el niño monte una pataleta. De los 2 a los 4 años, los niños descubren el poder de las rabietas. Estos pequeños desafíos pueden hacer que los padres o los adultos que estén a su cargo se desmoralicen o no sepan cómo gestionarlos.
conviene conocer que las rabietas son pasajeras; pasados los 4 años no suelen ser habituales. Durante estas edades se dan por varias razones. Por una parte, el niño se vuelve más autónomo y quiere diferenciarse del adulto, es decir, poner sus propios límites. A la vez tiene que gestionar su propia frustración y no sabe cómo hacerlo. Y si se une a que no puede verbalizar de forma clara qué quiere o desea, la rabieta está servida.
Si tu hijo ya ha empezado a tener rabietas en casa, en el súper o en cualquier lugar, empieza a aplicar estas pautas para prevenirlas:
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