Actualmente, los índices de divorcios están aumentando, las relaciones de pareja duran menos tiempo que antes; cada vez más investigaciones confirman que estamos ante un fenómeno social nuevo en el que las familias están sufriendo una transformación. El divorcio es cada día más frecuente y las consecuencias que éste tendrá en la vida de los adultos y especialmente en la de los niños dependen del manejo que se haga del proceso. Las parejas de hoy día se enfrentan a una realidad que les exige crear recursos personales suficientes para adaptarse a la situación y salir fortalecidos de ella. Algunas parejas, cuando deciden separarse lo hacen de manera cordial y respetuosa; sin embargo, otras, lo hacen de manera negativa, con enfrentamientos continuos y provocando mucho sufrimiento tanto en ellos mismos como en sus hijos. La ruptura de la pareja está considerada como uno de los acontecimientos vitales más estresantes que puede vivir una persona, como cualquier pérdida supone experimentar un proceso de duelo que supondrá pasar por diferentes etapas, que van desde la negación hasta la aceptación pasando por el enfado, la fantasía y la tristeza. Si entendemos esto será más fácil afrontar la situación y que lo veamos como una oportunidad para crecer y desarrollarnos como personas.
El divorcio lleva consigo el desarrollo de ciertos recursos que harán que vivamos la ruptura mucho mejor. Algunos de estos recursos son:
La vida continúa, hay que mirar hacia delante. En el momento del divorcio es necesario ser optimistas, pensar que todo evolucionará a mejor. Tú eres importante y te tienes que cuidar para conseguir una buena calidad de vida, sentirte bien contigo mismo y con los demás.
Todo surge y todo desvanece, nada es permanente. Todo es pasajero y todo cambia. Todo está pasando, todo discurre; nada se detiene. Estos y otros pensamientos, y los recursos anteriormente citados, nos ayudarán a transitar el camino del divorcio, y como decía Pilar Jericó en su libro “Héroes cotidianos”: “Nos facilitará el recorrido de la travesía del desierto, porque supondrá aceptar la derrota y el dolor, y asumir emociones incómodas, como la tristeza y la soledad,… Y confía en que cualquier pérdida es una ganancia en otro nivel, siempre se gestará un nuevo proyecto de uno mismo más libre y más autentico,… Y ten la certeza de que saldrás de ahí”. Ángeles Benítez Rey Psicóloga General Sanitaria AN-05663 Directora del Área de Psicología de Grupo DICTEA