Es muy común la experimentación de síntomas de ansiedad en nuestra sociedad y esto conlleva a que cada vez sean más las personas que buscan ayuda y una explicación a dichos síntomas, además de pautas para controlarlos y ponerles remedio. Lo cierto es que más que controlarlos, la idea es poder gestionarlos con éxito y que no supongan una dificultad o un impedimento para que la persona desarrolle su vida con normalidad.

En primer lugar, es necesario destacar que no siempre el concepto de ansiedad debe ser entendido con una connotación negativa. En determinadas ocasiones, la ansiedad se podría explicar cómo una respuesta adaptativa del organismo para hacer frente a una situación que supone un “peligro real” (ej: incendio en un edificio). No obstante, puede convertirse en patológica, llegando a desencadenarse ante situaciones que suponen estrés y tensión de forma prolongada en el tiempo y ante situaciones que no suponen una fuente de estrés.

Se hablaría de ansiedad patológica cuando una persona experimenta una respuesta emocional desproporcionada ante una situación que puede ser o no, un “peligro real”. La reacción que dicha persona experimenta se alargará en el tiempo sin la presencia de un motivo justificado.

A continuación, se detallarán los principales síntomas de ansiedad:     

  •   Palpitaciones
  •   Sensación de falta de aire
  •   Presión en el pecho
  •   Molestias gastrointestinales
  •   Sudoración
  •   Náuseas
  •   Tensión muscular
  •   Dolor de cabeza
  •   Nervios continuos
  •   Preocupación excesiva
  •   Dificultad para concentrarse y tomar decisiones
  •   Evitación y huida de situaciones temidas

No existe un motivo único que explique la presencia de síntomas de ansiedad, sino que parecen ser varios factores los que darían respuesta a su origen. Entre ellos se destacan la predisposición genética, factores psicosociales, acontecimientos traumáticos y factores cognitivos y conductuales.

 técnicas de respiración (diafragmática, progresiva.. etc)

  •   Reestructuración cognitiva: Procedimiento que se aplica con el objetivo de modificar algunas ideas o pensamientos automáticos (involuntarios), que se dan de forma distorsionada y que logran generar un intenso malestar.
  •   Exposición: Consiste en poner en contacto a la persona de una forma segura con aquellos estímulos y miedos irracionales que desencadenan la ansiedad y así erradicar conductas mantenedoras del problema como son la evitación y la huida.

Ansiedad: ¿Qué es y de qué forma se mantiene en el tiempo?

 

Marta Domínguez Pérez

Psicóloga de Grupo DICTEA

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