El acoso escolar puede darse a través de diferentes comportamientos. Estas son las formas principales en las que se manifiesta.
El bullying es un problema que afecta a escolares de todo el mundo. Según cifras de UNICEF, desde 2014 se estima que 1 de cada 3 niños/as en el mundo sufre alguna forma de acoso escolar. Se trata, por tanto, de una situación en la que trabajar para evitar las consecuencias psicológicas en los acosados/as y mantener su bienestar integral.
En este sentido, un primer paso para detectar el acoso escolar y comenzar a actuar consiste en identificarlo. El acosador/a emplea técnicas y comportamientos intimidatorios que pueden clasificarse entre los siguientes:
• Intimidación verbal. Los insultos, las bromas, las amenazas o las alusiones se vuelven las armas utilizadas para dañar a la víctima. Suelen estar relacionadas con la apariencia, la raza, algún rasgo del carácter, si hay alguna discapacidad...
• Bullying físico. El acosador/a se sirve de agresiones físicas (patadas, golpes, empujones, bloqueos, zancadillas...). Suele ser la forma más frecuente de acoso escolar y por sus características también puede identificarse antes que otras formas de acoso.
• Bullying relacional o social. Es una situación que se origina mientras la víctima está ausente. Se pretende aislar del grupo a la víctima mediante situaciones en las que no estuvo presente. El fin último es reducir las interacciones con otros miembros del grupo y dejarla al margen de las actividades grupales.
• Cyberbullying. La intimidación tiene lugar en el entorno online, principalmente a través de las redes sociales. El acosador o acosadores/as emplean mensajes de texto, fotos o vídeos, entre otros, para difundir comentarios, rumores o mentiras dañinas sobre la víctima.
• Bullying carnal. Se trata de un tipo de acoso menos conocido, pero que también existe. Esta intimidación se relaciona con los comentarios obscenos, tocamientos no consentidos en lugares íntimos o la presión para hacer ciertas actividades que la víctima no desea.
No es fácil detectar cualquiera de estas formas de acoso escolar, pero hay varias pautas que pueden seguirse para identificarlo. Sin duda, la ayuda psicológica es clave desde el comienzo de la situación para orientar a los padres y trabajar en el bienestar del niño/a o adolescente.
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